Habíamos hablado anteriormente
sobre apercepción, tomando la definición de Bellak (1967) la cual dice
que la apercepción es una interpretación dinámicamente significativa que un organismo
hace de una percepción. Todas las personas hacen interpretaciones distintas de
cada estímulo por medio de la distorsión aperceptiva, así pues, toda
interpretación subjetiva constituye una distorsión aperceptiva (Bellak y Abt, 1967).
Todas las personas distorcionamos
aperceptivamente, solo cambia el grado con que lo hacemos. Ahora bien, hay
diferentes formas de distorsión aperceptiva que expondremos a continuación.
FORMAS
DE DISTORSIÓN APERCEPTIVA
Proyección: es el grado
máximo de distorsión aperceptiva y se refiere a adscribir sentimientos y
afectos al servicio de la defensa y se atribuyen al mundo externo por ser
inaceptables para el yo, es decir, poner en otro lo propio (Bellak L., 1967). Por ejemplo:
considerar a una persona ridícula por atreverse a bailar en público cuando en
realidad se tienen ganas de hacer lo mismo pero es penoso.
Proyección invertida: Proyección + formación reactiva. Es propia de los
estados paranoides, hay un impulso inaceptable para el ello y se da la
formación reactiva que lo convierte en un sentimiento más aceptable que el
anterior, pero como continúa siendo inaceptable para el superyó, se reprime y
resulta la distorsión aperceptiva, y se atribuye al otro un sentimiento propio (Bellak L., 1967). Por ejemplo: a Helga le gusta Arnold pero no puede admitirlo entonces actúa como si lo odiara, diciendo que le cae mal.
Proyección simple: Influencia
de imágenes previas sobre las presentes (Bellak L., 1967). Por ejemplo: Un
hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un
martillo. El vecino tiene uno. Así, pues, nuestro hombre decide pedir al vecino
que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere
prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía
prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo
contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada; algo se habrá metido en la
cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría
enseguida. ¿Por qué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a
hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le amargan a uno la vida. Y
luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo. Esto
ya es el colmo. Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el
timbre, se abre la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir:
"buenos días", nuestro hombre le grita furioso: "¡Quédese usted
con su martillo, so penco!". (Watzlawick, 1983).
Sensibilización: mayor
sensibilidad a estímulos a partir de exposición previa. En este concepto se puede incluir el concepto de mecanismo "paja-viga" algo que podemos definir con el famoso dicho "Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga que se nos atraviesa" Por ejemplo: Darnos cuenta de las reacciones de ira de una persona cercana y no ser conscientes de que tendemos a reaccionar de esa misma manera. Sensibilización neurótica, que es mayor sensibilidad a los estímulos a partir
de exposición previa a estímulos no funcionales magnificados (Bellak L., 1967). Por ejemplo: una
persona que es más propensa a identificar los ambientes violentos pues ha sufrido
violencia anteriormente.
Percepción autista: sensible a
lo que me falta, se basa en necesidades, instintivo (Bellak L., 1967). Por ejemplo: si una
persona no ha podido dormir correctamente en los últimos días, estará más
atento a situaciones que se refieran al sueño.
Externalización: evento ligeramente reprimido, es preconsciente (Bellak L., 1967). Por ejemplo: una
persona que ante una película de desamor dice que la mujer se ha quedado sola
por qué seguramente el hombre no la valoró lo suficiente, y sucede que ella
terminó una relación amorosa por esa misma razón.
Referencias
Bellak, L. (1967). Sobre los problemas
del concepto de proyección. En L. E. Abt, & L. Bellak, Psicología
proyectiva (pág. 25). Paídos.
Bellak,
L., & Abt, L. E. (1967). Introducción a los Fundamentos teóricos de la Psicología Proyectiva. En
L. A., & L. B., Psicología Proyectiva Parte Primera (pág. 23).
Paídos.
Watzlawick, P.
(1983). El arte de amargarse la vida. Barcelona: Herder